SE EQUIVOCÓ LA PALOMA
SE EQUIVOCÓ LA PALOMA
Se equivocó la paloma. Se equivocaba…
Sorprende su desnuda sencillez; tanto en el léxico como en su estructura. Los paralelismos, los juego de contrarios, el uso de sustantivos, sin apenas verbos, y que tan hermosamente supo musicalizar el compositor y pianista argentino Carlos Gustavino (1941).
Cantado, versionado, y popularizado en diferentes idiomas y por diferentes intérpretes como: Sergio Endrigo, Toña la Negra, Horacio de Molina, Joan M. Serrat, Mercedes Sosa, Ana Belén etc.
El poema desde el principio fue un enigma, confiesa R. Alberti en su Arboleda Perdida. Y ciertamente, el poema tiene su historia. Escrito al comienzo de su doloroso exilio en París, en la casa de sus amigos, el poeta Pablo Neruda y Delia del Carril, donde él y su pareja, la escritora María Teresa León, fueron hospedados por un tiempo.
mi estado espiritual era negro…Poseído de no sé qué extraños impulsos, comencé a escribir una canción cuyo comienzo era “Se equivocó la paloma” cuando llegué al final me quedé sorprendido…no comprendía yo cómo en aquel sumergido estado de angustia en que me hallaba me había podido salir una canción como aquella. Abriéndose vuelo entre los cielos y campos de muerte que arrastraba conmigo, aquella paloma había llegado hasta mis manos.
…Quedé sorprendido…
La compleja significación simbólica del poema, la visualización de la paloma en sus reiteradas e ingenuas equivocaciones, ha llevado a diferentes lecturas e interpretaciones por parte de los estudiosos.
Un pensamiento que, casi sin querer, me retrae a ese saber intuitivo del que hablara en alguna ocasión, José Ángel Valente, cuando decía que el poeta debe vaciarse de su propio yo, para dejar que el Universo hable. Algunas de las afirmaciones de María Zambrano, o a el mismo San Juan de la Cruz, que ,justamente definía la poesía como ese saber no sabiendo.
Me
gusta pensar en la idea de la paloma, como encarnación misma de la poesía, sabedora de esa verdad última de las
cosas.
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