Memoria Errante, un mundo poético lleno de emociones, honestidad y magia.
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Ilustración: Jean Philippe Elantkowski |
‘Memoria errante’, un mundo poético lleno de
emociones, honestidad y magia
Isabel de Rueda Rubiales
presenta su poemario Memoria errante en la Fundación Caballero Bonald. Estuvo
acompañada por la editora Sara Castelar, el escritor Ricardo Rodríguez y los músicos
Cristian Martínez y Mariela González
Juan
Carlos González 5 de mayo, 2019
La escritora jerezana Isabel de Rueda nos presentó la noche del
jueves su nuevo poemario. Cristian Martínez, al chelo, y Mariela
González, voz y guitarra, amenizaron la lectura poética. Según Ricardo
Rodríguez, estamos ante una escritora que: “Toca los tres ejes esenciales, lo
sagrado, lo humano y la naturaleza, y esos elementos los conjuga de una manera
casi mágica. Es como una sacerdotisa…Todo lo sacraliza. Con su poesía
podemos escuchar el alma de las piedras.” Isabel de Rueda ha
publicado ya los libros Tu silencio en voces (Vitruvio,
2006), Pisadas sobre lienzo (EH Editores, 2009), A
propósito del espejismo (Ayuntamiento de Espiel, 2011), Pizarras
de agua (Editorial Premium, 2012), Horquillas en la
Ventana (Los libros de Umsaloua, 2014), Espejo de Mano (Ejemplar
Único, 2017). Y también ha participado en antologías, como Nube; Un mar de
mujeres (Ediciones en Huida, 2013), Con & Versos. Poetas
Andaluces del Siglo XXI (La Isla de Siltolá, 2014), 28 Heterónimos
esperando a Fernando Pessoa (Karima Editora, 2018) y Poeta en
Nueva York, Poetas de Tierra y Luna (Karima Editora, 2018).
La escritora Isabel de Rueda, junto al público en la Fundación Caballero
Bonald. FOTO: MANU GARCÍA.
Sara Castelar, directora de la editorial Karima, nos explicó que Memoria
errante es el número 7 de la colección Aisé, que reúne a poetas
contemporáneos como Pablo Blanco, Dolores Almeyda, Chema Lagarón,
Rocío Muñoz Vergara, Iván Onia y Antonio Medinilla. El dibujo de la portada es
del artista Jean Philippe Elantkowski. De Isabel de Rueda destacó su
espiritualidad: “Ella es poesía en sí misma. Todo lo que hace se va impregnando
de espiritualidad, misticismo, cercanía y belleza.” Esta capacidad no ha
surgido por casualidad, sino que es el fruto de muchos años trabajando con
versos, leyendo y estudiando poesía. Es una escritora que conoce muy bien la
tradición y sabe utilizar todos los recursos técnicos. Además, en su poesía no
solo habla de ella misma. En sus versos aparecen los lugares que habita y las
personas con las que se relaciona en su vida literaria. “Todo ello se hace
palabra profunda, densa y arraigada”, subrayó Sara Castelar. Memoria errante
está dividido en tres capítulos: el primero es La sonrisa de la Esfinge,
el segundo Un solo de trompeta y el tercero Sílabas de otoño. A
través de una lectura pausada, podemos disfrutar de ese ritmo que se va generando
poco a poco y que nos introduce en el mundo de Isabel, un espacio poético lleno
de emociones, honestidad y magia.
A pesar de haber publicado ya varios libros, Isabel de Rueda reconoció
sentirse “como una novia, feliz pero un poco asustada”. Nos leyó varios poemas
de cada parte del poemario. Empieza el libro con un prefacio metapoético y una
cita de Pessoa. “Los primeros poemas son de extensión corta y de carácter
meditativo, reflexivos, algunos con cierto halo de angustia existencial”,
aclaró la escritora. La Esfinge representa el enigma en el que estamos
envueltos los humanos desde que nacemos: “Las personas somos islas, nacemos
solos y morimos solos.” Los poemas tratan temas como el silencio, la memoria,
el fracaso, la transexualidad, el vértigo y el miedo. La segunda parte del
libro comienza con una cita de Cernuda, uno de los poetas que más ha influido a
Isabel. “En esta parte el amor se manifiesta en sus diferentes vertientes”.
También hay un poema dedicado a la ciudad de Chauen. Y es que este libro ha ido
tomando forma a lo largo de varios años. No hubo un plan inicial para esta
obra. La tercera parte comienza con una cita de Ángel González. El otoño es
metáfora de la muerte, no solo de la biológica, sino de aquella que se refiere
al fin de un ciclo. Hay poemas dedicados al maltrato machista. Otros hablan de
nuestras abuelas y los tiempos que tuvieron que vivir. Otro trata de la
decepción…
-Juan Carlos González-
Volver
Volver atrás para mirarte,
lejos de autopistas, ese sendero
de pisadas primeras. Sola
para alcanzar la música de los pájaros idos,
sola
para abrirte por dentro y alcanzarte
en el tierno latido
de un paisaje olvidado.
Vertigo
Tan difícil es
construirse a uno mismo. Ser esencia
una vez más y deshacerse
de toda la hojarasca que está en ti.
Tan difícil es
barrer el alma, blindar el miedo,
los charcos salpicados
de oscuras avenidas en la caverna
oculta de tus sombras.
Liberarse
de aquel latido opaco y ser orfebre
de uno mismo,
crisálida de nuevo de ese parque
raído de tus ojos.
Florecer
en ese inútil esfuerzo de cambiar
el alma.
Otoño
Y se hacía girones el otoño en su rostro.
Un pedazo de mayo,
una mueca
de tronchado geranio verdeaba
como el filo de un muelle,
un salitre de ave o una espuma
que quedara incrustado
y no supiera
el color de noviembre,
y no supiera
de frazadas ni frío.
Allí en sus ojos
la sonrisa de mayo
ovillando las hojas
caídas de los parques.
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