Reseña del libro "ESTACIONES" de Isabel de Rueda por Ana Isabel Alvea Sánchez.
Estaciones. Antología Poética de Isabel de Rueda
o el arte
de no olvidar los sueños.
Por
Ana Isabel Alvea Sánchez.
Estaciones:
antología poética (editorial Dalya) es un libro que nos arrastra con su dulce
música llena de belleza, sensibilidad, emoción y vida. Escrito con hondura, no
pierde nunca el tono sereno en su poesía intimista y meditativa. Lo más
difícil de un poema -y más cuando se lleva años escribiendo y se cae en el
vicio, o manía, de la revisión- es lograr que el poema emocione, e Isabel
de Rueda lo logra. No hay fórmula
ninguna para conseguirlo, tal vez sea un don o acaso consista en ser auténtico
cuando se escribe. Ella misma indica que es un milagro inesperado y un misterio
el brote del poema: “A veces pienso que hay en mí / lugares misteriosos, donde
un verso / florece de repente como un fruto / donado por las aguas / extrañas
de algún río”, nos dice en su poema A veces.
En esta recopilación se recoge la plenitud y alegría de vivir,
aunque también el dolor, como no puede ser de otro modo si uno quiere hablar de
la vida con verdad; no obstante, siempre vence la esperanza, los sueños, la
luz, el arte de despertar, resucitar y reinventarse. Y no es fácil, requiere
toda una sabiduría. Dice Olvido García Valdés que ella, al igual que
la Premio Nobel de Literatura Herta Müller, nunca ha leído literatura, sino que
lee para ver cómo es eso de vivir, cómo se hace eso de vivir; idea que
comparto. Sentarte, después de un día difícil, a leer este libro, es como
asomarse a un estanque sosegado y ver el reflejo de la vida, las reflexiones
sobre las vivencias -que seguramente serán comunes-, y que la lectura aporte
belleza y apacigüe las fisuras, en este lugar cálido y reconfortante,
alentador; pues su poesía te acoge, abraza, apacigua y motiva con su vitalismo.
Todo un acierto esta publicación, pues en poesía se agotan las
ediciones fácilmente y cómo íbamos a disfrutar de sus primeros libros, o de
cualquiera de sus libros. Supone una excelente oportunidad para salvar esta
poesía depurada, palabra esencial y serena, pura, cercana a la llamada poesía
pura y que bien nos puede recordar a Juan Ramón Jiménez o a Jorge Guillén. Y
como dice Sara Castelar en su prólogo: “Refleja la maestría de una poeta que se
ha forjado a golpes de emoción”. Podríamos emular a Whitman y decir que quien
toca este libro está tocando a una mujer. Resalta en la escritura de
Isabel de Rueda un anhelo por apurar la vida, levantarla con los ladrillos de
los sueños, del amor y de la poesía, fuentes de dicha, y recorre sus versos un
espíritu rebelde e inconformista, contrario a normas y convenciones.
En su primer libro, Tu silencio en voces (2006),
Isabel aboga por la lentitud, por detenerse para aprender a escuchar y degustar
la vida, donde la Poesía y el Amor serán dos regalos –y dos temas fundamentales
en sus poemas- que se enlazan en toda su obra y que llenan de intensidad y
mayor significación los días, a pesar de cualquier dificultad. Ser pálpito y
ser Don Quijote; aunque podamos equivocarnos, con coraje y valentía. Retrata un
viaje de belleza y dolor, donde el amor y la poesía salvan de las servidumbres
de la vida.
En 2009 se publica Pisadas sobre lienzo. En este
libro se muestra la vida como un lienzo y el poema, el lugar de nuestras
pisadas; para ello, la poesía bebe de la memoria y rememora la niñez, la niña
que fue y que la sostiene hoy y que necesita siempre del poema para
alimentarse. Supone una reflexión sobre nuestra personalidad, la necesidad de aceptar lo que
uno es, la importancia de vivir y de defender la propia forma de ser, aunque se
nade a contracorriente; resistir los avatares, aunque haya dolor y tristeza.
Destaca la sensación de extrañeza ante la realidad y lo extraño
que puede resultarnos nuestra propia identidad en A propósito del
espejismo (2011). Escribe hermosos poemas dedicados a personajes que
han podido ser considerados diferentes, pues todos acabaron suicidándose:
Alejandra Pizarnik, Van Gogh, Alfonsina Storni o Virginia Woolf y su cuarto
propio. No obstante, también alza la dicha sentida en hermosos lugares
visitados, la felicidad de respirar bajo la cúpula dorada de la poesía y del
querer, habiendo adquirido la destreza de mirar con ojos propios el mundo y
escuchar su música, y gracias al poso de una suma de lecturas “…donde cimiento
/ mi forma de pensar, mi entendimiento / formado en este hilar sobre la rueca”.
Aprende a tejer lo emocional y lo lingüístico y parece que anhela, como dijo
Jaime Gil de Biedma, no ser poeta, sino poema.
En Pizarras de agua (2012), como su título indica,
está muy presente el símbolo del agua y su contraste, la sed, junto a la sombra
de la muerte y las dolorosas ausencias ¿Qué nos vivifica y calma la sed? ¿Dónde
hallarlo? Puede que esté en la infancia, en la blanca mansión
deshabitada que nos conforta, y en el amor, su luz y eternidad: “y la
palabra amor como cien caños / de estrellas en una caja / donde guardo las
llaves”. En lo formal, podemos comprobar cierto giro de estilo con sus
imágenes más irrealistas, próximas al surrealismo.
Un sentido homenaje al cante flamenco -escribe poemas sobre el
fandango, la seguiriya, la soleá-, a los cantaores -como Juana la del Pipa o
Antonio el Pipa, Dolores Agujeta-, a la tierra de Jerez y su gente querida
es Horquillas en la ventana (2014).
Aparece un nuevo tema principal en Memoria errante (2019)
-poemario impregnado de melancolía-: la presencia de lo femenino y el papel
central de la mujer, a la que realza en hermosos poemas; y no solo obsequia a
mujeres destacadas -Leonor, Julieta o Melibea- sino también a las mujeres
sencillas o no conocidas, que nos precedieron, nuestras madres y abuelas,
mujeres fuertes ante las que rinde tributo en agradecimiento.
Círculo único (2020)
es un libro que irradia serenidad, paz, amplitud, luz… Contiene la originalidad
de hablar de la dicha interior obtenida con la práctica del yoga, poetiza sus
enseñanzas y sensaciones sentidas. No solo aporta más belleza al
mundo con sus versos, y emociona e instruye, sino que inspira o hace de guía de un
camino de bienestar.
Termina la antología con una recopilación de poemas inéditos
en Auras (2022), en los que no pierde su vitalismo, donde
impera la luz y la emoción y la amistad. Siente que la poesía es capaz de
reparar lo fracturado, igual que los abrazos, y consuela y es un modo de
descifrar ese enigma que somos y que nos rodea. Ha aprendido a coser la vida y
el poema con cada latido, con su memoria, y la palabra.
La mirada,
y esa extraña emoción de pinceles
en un paisaje de luz.
Comentarios
Publicar un comentario