DEL LIBRO DE ANA ISABEL ALVEA SÁNCHEZ : LA PARED DEL CARACOL
LA PARED DEL CARACOL
Un libro cuyo enigmático título: La Pared del Caracol, ha sido galardonado con el premio de poesía: Ángel Martínez Baigorri , 2020 que todos los años convoca el ayuntamiento de Lodosa (Navarra)
Conociendo a Ana Isabel, no me sorprende que ella introdujera en el título de su libro esa idea, justamente del Caracol, como símbolo cósmico, inequívoco, no sólo de la espiritualidad, sino de aquello tan denostado en estos tiempos, donde impera la prisa, lo urgente, lo inmediato, y que Ana Isabel, en contraposición, nos invita con este sugerente título a detenernos en ese otro mundo íntimo y sereno donde prevalece la lentitud, la paciencia, la observación...
Un camino, que la poeta, de algún modo, nos está diciendo es el único reducto que conduce hacia la sabiduría y, por ende, hacia a la felicidad.
Los versos de Ana Isabel Alvea, sus poemas inmediatos, vibrantes, cálidos, -nos dice el escritor y poeta Manuel Moya en el magnífico prólogo que acompaña al libro- parecen tallados sobre la corteza del árbol, con pulso preciso y a la vez delicado…
Y no se equivoca, en absoluto. Como esa flor que brotó de arenosas dunas, Ana Isabel Alvea nos muestra lo delicado, lo sutil, lo sugerente. Verso a verso, en un lenguaje claro, conciso y reflexivo:
...Te rescato PASADO /como una barca arrastrada a tierra
para convertirse en palabra imagen/ y anudar mi presente
y comprender su cauce.
Y siempre con ese tono calmo, en un constante dialogar con el tiempo, la poeta sevillana, nos lleva a través de su lírica, a los arrabales donde nos dice, la vida se reinventa y nos alumbra.
Dialogar con los sueños, con el tiempo, con la idea del bien y con la idea del mal, como en este otro poema:
LA BANALIDAD DEL MAL
Hubo muchos hombres como él...
fueron, y siguen siendo,
terroríficamente normales,
Hannah Arent
Una casa inquisitorial presidida
por su escudo de calavera y siglos de mugre
se levanta
en cada uno de nosotros.
Y condenamos a Copérnico a Galileo
quemamos a Miguel Servet
encarcelamos a Oscar Wilde
marginamos a la mujer
exterminamos a los judíos a los gitanos
expulsamos al extranjero al diferente
No dejamos que una siniestra obediencia
ante el zumbido de los insectos
abra la puerta.
Porque el poeta, entre otras cosas, siempre es un buzo. Y bucear en las aguas de su propia existencia, es lo que hace Ana Isabel Alvea en este hermoso libro. Adentrarse en las aguas profundas de su propio ser, para luego salir con la mirada cambiada.
LA DESPEDIDA
Deseas despedirte de quien fuiste
decirle adiós con la mano ese gesto definitivo
volver atrás la mirada y ver
que los años ayudaron a desprender
tu caperuza
caída en el suelo.
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